domingo, 12 de agosto de 2012

CANTO ILIMITADO





Canto ilimitado


Soy una mujer que mira los campos. Que los observa minuciosamente en todo su ancho; los cercanos, los de distintas provincias y de otros países. Los terrenos ajenos y el propio, que ya no será, cuando la evolución generacional cambie.
Me gusta dejarme llevar por el aire que recorre mi cuerpo, flamea mis ropas y juega despeinando cabellos, enredándolos.
Me gusta la tierra mojada de lluvia; su olor inimitable. El rocío que se descuelga por las noches reviviendo las hojas que el sol marchitó durante el día. El canto de los grillos, no hay comparación con el sonido que producen ellos. La luna nunca es más hermosa que cuando se la ve desde la inmensidad de
una pradera, solo tierra y cielo. No hay nada parecido al brillo de Selene en su período de cuartos; llena, sobre las hojas verdes, en la oscuridad nocturna. Y ver todas las estrellas
¿Y las noches nubladas, cuando la luna está paseando del otro lado del mundo? No se ven ni las sombras más cercanas.
Se oyen los latidos del corazón y el correr de la sangre por las venas; es escucharse a si mismo en el inmenso silencio. Pueden respirarse aromas que de día estaban ocultos. Los que se renuevan en la quietud de la fronda dormida. En el respirar de un pájaro. Cuando exudan los poros del planeta, con finísimos
hilos de tramas invisibles, fecundas, bañadas en espermas primordiales, eternas, frágiles. Soy campesina, tomo su cuerpo terroso ilimitado cual mi cama, en comunión con ella, escucho el latido de su vientre inconmensurable fundirse con el mío. Es madre dadivosa, la tierra. Entiende mi meditación callada; ella escucha, yo oigo con perplejidad su idioma. La entiendo porque es madre en parto permanente, en cada espacio de semillas. Son sus atributos de mujer clarificada en matrimonio
con la Naturaleza de espléndido destino. Coronada señora preñada inagotable, esparciendo Amor, que es alimento, que es pan, es leche y miel.
Es mi misión cantarle. Soy mujer de arrorrós diseminados sin límites. De canciones de cuna.
Es mi tarea decir lo que dentro de mí bulle cual canto indefinido; es mi trabajo hacer ver la ondulación del trigo en espigas verdes, día a día dorándose mansamente hasta lograr el tono del pan; de ese pan que reina sobre la mesa, crocante y tierno. El quehacer de la palabra pintará la tierra con colores
inusuales para el lector desprevenido. La búsqueda será fecunda y en el magín solitario creará maravillas.
Ella, conmigo, hermanada. Pintándola. Esculpiéndola en surcos de maíz y esperanzas. Prudencia y cansancio. Por la Tierra. Por el futuro, que es ahora. Por Natura, que es Dios.
Escudriñando el cielo desde este lugar, veo en el camino del aire bandadas de gorriones peleadores, palomas torcazas, calandrias silbadoras, lechuzas sentenciosas, teros vigilantes.
Y una cinta de bandurrias barriendo las alturas, mirando donde aterrizar, en que parcela están los bichos; donde está el mejor almuerzo. Y se van ahítas, su labor cumplida.
Los olores de manzanilla salvaje enredándose en los pies, adornados de pétalos blancos y botones amarillos. El aroma dulzón de las flores de cardo color violeta pálido, para ver y no tocar, por su ejército de espinas defensoras. Fragancias verdes son liberadas por los brotes nuevos del pasto tierno. Brotan las aguas en el arroyo tranquilo de planicies extensas; olor de paz, de sosiego entre libélulas transparentes, soñolientas; aire vivo posado en juncos dóciles. Junto al clima, el trabajo y la probidad con reflejo de humedades y tareas.
Ante la mirada incrédula del ser humano urbano que no atina a ver esas maravillas, quiero compartirlo. Lo hago desde aquí. Desde las palabras.
Desde la ciudad, sigo mirando el campo, con los ojos del alma.








Como un bosque


Soy un árbol de amplia copa que ya no admite podas. No hacen falta.
En este bosque tengo un buen lugar, de hecho, para mí. Se hizo, alojé retoños que conquistaron sus lugares, sus propios sitios. Cuando este árbol dé por consumada su labor seré leña, y los brotes nuevos ensancharán sus frondas, como deba ser.
Miro la cosecha. Anoto en sus hojas, lo que aprendí, lo que sigo aprendiendo, cada día. Satisfecha, hoy. Veo árboles plenos, con sus propios retoños que remontan, a su vez, otros capullos; otras estaciones de frío, de cobijo; primaveras de brotes tiernos, bichos, mariposas, vientos, lluvias. y frutos. Les
llegará el otoño. Y ojalá se aprecien consagrados, en Paz, en su lugar en el monte, en su Vida consumada. En la belleza, en la delicia del momento. Herederos del respeto. Legatarios del Cariño. Alimentados de Sol. Y ver la suntuosa sonrisa bañándoles las caras, los abrazos, el amor. . La alegría consagrada.
La risa, sonando, cual campanas de victoria.
El Amor como bandera y su asta brillando tolerancia.
Agradezco.







Teros


Los teros lucen un garbo especial. Gritan su canto de imitación a su nombre. Se anuncian llegando. Vigilan su predio. Lo hacen con vuelos cortos, rasantes, valientes. Los miro desde mi casa pueblerina, al otro lado de la ruta de acceso; ellos están enfrente, en un terreno vacío de casas. Un gran baldío
que me ofrece recuerdos de la vida bucólica de amplias tierras.
Sembradíos y potreros donde ellos anidaban, en magnífica comunión con el ganado vacuno y caballar. Nadie molestaba a nadie.
Desde el fondo de mi patio viaja un intenso aroma de azahares.
Lo arrea el viento costero. En el suelo, las flores blancas aún tiernas, exhalan su fin. Está nublado y oscuro; el cielo presagia tormenta. Es octubre y aún cuelgan de las ramas unas naranjas suculentas, pesadas, luminosas de color.
Ahora llueve. Después de una prolongada sequía, chispea despacio y brillan los charcos en el campo baldío. Allí donde sobrevuelan los teros. Hoy su juego es distinto; los miro asombrada.
Caminan desfilando, con sus alas pegadas al cuerpo. Marchan vivamente, siguiendo un laberinto sólo palpable para ellos.
Pisan con deleite el suelo mojado; con sus dedos y patitas finas, disfrutan del frescor del agua limpia entre el pasto. Van y vienen con el cuerpo erguido, al compás de su propia canción.
Pocas veces los he visto así, jugando a correr porque sí. De pronto todos juntos rayan el aire con su grito agudo que al final es un gorjeo, cual alegre entendimiento jubiloso.
Consagran la lluvia, los teros. Agradecen.










Gentes


La gente pasa y pasa, corren, gritan, evaden, se detienen, charlan un momento, quizás pregunten "como te va" y no escuchen la respuesta. Después se van urgiendo no se sabe qué, ni porqué, ni dónde. Ellos miran su reloj, no miran la vida; siguen, a sus casas, a sus trabajos, llena papeles y formularios.
Todos quieren vender, pocos compran.
Y sigue la maratónica carrera hasta que se apaga la última velita de su pastel de cumpleaños.
Sin darse cuenta...









Ángeles


Los ángeles se divierten a su modo. No nos piden permiso, ni se identifican. Sencillamente andan entre la gente con formas diversas; pueden ser con perfiles de mujeres, niños, ancianitos o quizás algún hombre del cual uno nunca sospecharía.
Y es justamente por eso, porque no se sospecha de ellos. Quizás lleguen en el momento adecuado en que uno flaquea, desfallece o está perdido...
De pronto alguien se nos cuza en la calle, o quizás toque la puerta y, ¡Oh, milagro...! eso hace que nuestro ánimo cambie.
No nos damos cuenta, pero nos tocó un aire incomparable.
Cambió, tal vez, nuestro parecer con respecto a cierta persona que unos momentos antes no nos gustaba... Quizás nos llegue de una carta con la dirección equivocada, o alguien pregunta por un lugar que no encuentra...
Parece casualidad, cuando en realidad es causalidad. Todo sucede por algo. Todo responde a un orden armónico.
Cuando te dicen "tiene ángel" y... sí, la respondes, "tiene ángel", y en realidad no tiene nada especial, no es lindo ni feo, ni joven ni viejo. Es una mujer o un hombre tan común, similar a los demás, pero te impacta; no sabes porqué, pero se te prende del magín y se empecina como un duende en ocupar tu memoria.
Entonces el tiempo pasa y te das cuenta de que no podrás olvidarlo. Te das cuenta de que lo extrañas, de que te gustaría escucharlo. Estás apropiándote de un ángel o él se adueña de ti: Tu ángel. La risa de ese ángel, su andar, sus palabras y su voz.
Le llamas amigo, le llamas compañero de aventuras, de estudios, de confidencias... Son mensajeros que vienen de otro ámbito y suelen tener ideas muy ricas, asombrosamente claras.
No le busques en las espaldas para ver si tiene alas: No las tienen; sólo la imaginación popular los dibujó así. Esos seres tienen brazos para abrazar, manos para sostener, hombros para lo que te hagan falta.
Hay quienes les dicen amigos. Pero son ángeles.











Digo de mí.


Digo que llegué hasta aquí, estoy tranquila, o feliz, si ese es el término para hacerme entender. Ojalá pueda.
Recorrí el lugar adjudicado en esta infinita rueda del planeta; lo recorrí, creo, sin molestar, sin gastar en boatos. Solo en algo útil.
Digo que es un hermoso lugar, una parcela de tiempo, de cielo, de tierra, de aromas sobre la piel, sabores, sensaciones totales a mi pequeño alcance. Pude vivir mi estremecimiento de niña, adolescente soñadora de novelas rosadas, mujer, madre.
Madre plena de vientre tirante y sangre latiendo en el milagro repetido desde siempre. Para mí fue el primer milagro; no el de siempre. Y feliz, a pesar de qué, no hubo pesares. hubo vida, encadenada existencia que seguirá del vientre de otras que abrirán caminos similares, no iguales. Nunca es igual.
Reflexiono. Y digo que.
Ya madura cual fruta, soy resultado, aún, amoroso, vibrante de años a su temporada en el ciclo perpetuo. Semilla consagrada, cumplida, y ahora blanda materia sosegada. Sigo con pasos tranquilos, no hay apuros... El otoño hace maravillas en mi piel, la viste de suaves pliegues y marcas color pardo. Me
aventuro a decir: Gracias. Y lo digo porque estoy segura del regalo concedido. Es una perpetua fiesta de amor sublimado, merecido. He agregado eslabones nuevos a la cadena de la vida. Lo han envuelto en papeles de colores de estrellas diurnas; con moños de arco iris y brillos de rocíos. En el destiempo
diligente del orden universal que no sabemos. Digo de las bendiciones salpicadas sin orden ni pensares. Digo de los años vividos en tal prisa sin saber del camino devorado, inexorable en su marcha milenaria, el destino cierto, plausible. Verdadero.
Digo que: la fruta cumple un ciclo. También lo cumplo. Su semilla será árbol, dará sombra y abrigo; flores y frutos en su debido espacio. Nada cambia, sólo rota en costumbres y modas pasajeras. Y la sabiduría crece. ¡Por favor, que siga prosperando!
Para mejor que ascienda, con bienaventuranza, con sol sonriente y lluvia plena. En buena tierra, abonada de amor.
¡Que la sabiduría cubra sus cabezas! Ya el sueño hace su ciclo en mis párpados. Debo obedecer el mandato de las horas nocturnas.
Amén.







Verdes


Hoy realiza el viaje. Está segura de que es absolutamente necesario.
Por eso sube al coche con la certeza de que su mochila se aliviará. Esa insoportable carga debe diluirse, debe hacer lugar para nuevos sucesos, nuevos sentimientos.
La ciudad queda atrás y se ve más pequeña y lejana mientras el coche avanza.
Ella respira ese aire verde, disfruta del plano y luminoso borde del horizonte, donde se pierde la vista. Ahora suspira.
El tiempo ido es como energía que vuelve... que está aquí. Mira todo con ojos nuevos.
Es solemne el silencio que se amalgama con las gárgaras del agua en las cunetas, y resbala por los juncos largos inclinados, que reciben su húmeda caricia.
También sus mejillas se humedecen con dos lágrimas largas que van camino a la garganta. Un momento místico la envuelve, la traspasa y ella acepta ese estado singular.
El aire verde pinta el centro de su pecho. La iridiscencia de sus ojos acerca y atrapa un mundo de recuerdos. Esos recuerdos que, como las mariposas amarillas del verano elegían los alfalfares, ahora eligen su soledad hambrienta.
Hambre de volver atrás... y saber que no se puede. Estar consciente de esa realidad y sufrir el hambre, aún. Siente que este es su momento, un momento sagrado de descargar lo antiguo, lo ajado, y restaurar lo bueno y hermoso que fue alguna vez y guardarlo como una joya muy valiosa y querida. Colocar un bien ya disfrutado en el precioso lugar intangible del recuerdo.
Su blusa late con el viento; su corazón aletea el cansancio del pasado unido a un presente difícil.
Un hervidero de alas amarillas y blancas se adueña del brillante charquito del camino. Nadie molesta a las mariposas y nadie transita ya esa huella. Sólo quedan señales, allá lejos, de árboles altos y espesos, dueños de tapar galpones, bretes, corrales y la casa ya saqueada. Y las aspas de un molino que en vano
gira y gira moliendo el óxido que avanza, victorioso.
Quizás, algún día, algún aciago día de tormenta, su rueda caerá como una flor ya seca, entre el pasto verde y el gran bebedero resquebrajado y vacío. No molestará a nadie la rueda del molino y podrá dormir su sueño de tarea cumplida, mientras las hormigas lo sepulten con su labor constante. Quedará
como señal la torre de hierro apuntando al cielo, igual a las ramas desnudas de un árbol en invierno.
Tampoco hay razón para desalojar a las abejas mieleras que cortinaron de panales la ventana. Esta última ventana no fue saqueada; las dueñas del dulzor guardado en ellas impidieron a los ladrones la intención de acercarse.
El néctar de los recuerdos descorrió en ella el telón de las nostalgias. Vive de nuevo las corridas, los abrazos, las peleas, las mañanas luminosas, los rayos del sol perforando las ramas trenzadas de las moras blancas con el jazmín blanquiazul. Las madreselvas cubriendo el cerco de tejido, las achiras y los ramos de novia, custodiados por abejas y picaflores.
Detrás del segundo telón de la añoranza, vio los bolsos repletos de ropa limpia y las carpetas, rumbo a las residencias de los colegios, los domingos por la noche, luego volverían para el fin de
semana, y estarían acompañadas nuevamente las láminas de autos, muchachas y músicos rebeldes.
Su pecho tiembla y rebasa, ahora, de tanta vida acumulada.
Un suspiro entra en ella, vaciando hasta el fondo de las vísceras, hasta exhumar por los poros todas las pesadumbres, trasmutando la tristeza en alegría agradecida, en fe aceptada por causa, consecuencia y premio. Y no sería un "adiós" sino un "hasta siempre", a esas paredes donde habitó y fructificó el
amor. Archivaría esas hojas escritas allí, en un lugar de privilegio.
Podría, de ese modo, comenzar otra historia. Otra bellísima historia de vuelos altos llenos de verdes. Siente que en su mochila ya no hay peso. La siente liviana, dispuesta, limpia...
Ahora sí, volvería plena, restaurada; volvería a su asfalto gris, al frío y terco ronroneo de motores y rejas en las ventanas.
Pero todo se revertiría de algún modo...También habría amigos luminosos, abrazos, poemas y caricias para el alma.









Burbujas


Penetré de nuevo en ese mundo tan mío, muy privado, ese lugar que no sé si llamarlo ámbito, intimidad, o no sé qué término utilizar para definirlo.
Sin necesidad de resolver eso me di cuenta, después de darle muchas vueltas a la idea, de que tampoco es un lugar determinado.
Es un estado mental que nos atrapa.
Puede ser mi habitación, el lavadero, el ómnibus, sentada en un banco de la plaza o el cementerio.
Porque es en ese estado cuando las imágenes, la fantasía, un recuerdo antiguo de pronto emergen, nos atrapa cuando no se lo busca.
Es ese momento tan trivial como cuando pienso si pondré la pavita para tomar mate, me dedicaré al jardín, que buena falta le hace, o saldré a caminar con los perros, pobrecitos, que siguen sin entender mis idas y vueltas erráticas.
Eso que se forma como un globo onduladito que flota sobre las historietas impresas; eso que es más intangible y etéreo que una nube de humo
De pronto nos hace sonreír, a tomar una birome y... ¡¡¡escribirlo ya!!! ; ahora, enseguida.
Si por casualidad tocan a la puerta, suena el teléfono, o no encuentro la birome, ese globito suele fallecer como una pompa de jabón. Sabemos que la idea estuvo, que era brillante y hermosa, pero que es imposible de recuperar.
Una combinación de conceptos, un término concreto especial, un lugar en el tiempo, en el estado de ánimo, en el pensamiento; poder encontrar la palabra justa que describa la vaga idea que acaba de atraparnos, de transformarla en frases que contengan la suficiente coherencia como para que otra persona, leyendo, pueda imaginar lo mismo que nosotros terminamos de ver en nuestra mente y darle cuerpo, sensación y existencia.
Esa vida que después forma la parte interna de otro ser que tuvo la suerte de enamorarse de la lectura.










NORI ISABEL BRUNORI

San Genaro me vio nacer un 19 de noviembre, en tiempo de trigales maduros. Fui educada por un maestro que me enseñó, aparte de las materias, a ser autodidacta. Luego de cumplir mi destino de esposa y madre, escribo. Desde Casa de la Cultura, con concursos literarios infantiles, recordamos a una docente
extraordinaria; por medio de Certámenes Literarios honramos al Maestro Maritano. Siendo miembro del Rotary Club, creamos un certamen de cuento y poesía honrando a un poeta profesor rotario. Me asignaron numeroso premios en poesía y narrativa; eso me facilitó publicar el poemario "Entre
Tierra y Erotismo", y "Los invito a pasar: San Genaro, leche y trigo", narrativa. Colaboro en páginas literarias de periódicos, revistas zonales, programas radiales y visito escuelas. Asisto a Encuentros Literarios nacionales e internacionales. Desde el año 2008 presido S.A.L.A.C. filial San Genaro; desde este ámbito procuro estimular la producción literaria de la zona. Fui nombrada miembro honorario de S.I.P.E.A. en Hermosillo, Sonora, México.
Se me puede encontrar en: 





-Cuadernos y Palabras

Edición Cooperativa de los Autores
Coordina: Oscar A. Agú. oscarcachoagu@yahoo.com.ar



Colección LuzAzul

jueves, 8 de diciembre de 2011

ENTRE TIERRA Y EROTISMO



Voz Preliminar

“Donde quiera que vaya // la nostalgia me seguirá...”, así definía Jaime Dávalos su estado emocional ante lo transcurrido, quizá en su momento añorando la lejanía de su terruño, saudades que suelen aflorar en nuestro magín, aún cuando no hayamos abandonado nuestros lares y nos sentimos embelesados por los brumosos y oníricos recuerdos de la infancia.
Y volvemos para recoger aquellos diamantes que perdimos sin darnos cuenta por los senderos de la clepsidra de la vida, los pulimos y les damos forma con el cincel de la nostalgia saturada de un presente vivo y luminoso y las ungimos con la mirra de los sueños.
Entonces, todos aquellos momentos que nos parecían un pasado azul e irrecuperable como un aroma de olvidados jardines, de pronto regresan en la magia de la poesía.
Esta recuperación constante del misterio, esta casi enigmática dehiscencia conjura el contexto poético del libro  “Entre Tierra y Erotismo”, de Nori Brunori. Su sensibilidad de viajera curiosa y a la vez observadora le impone su admiración por Neruda en su poema “Valparaíso”,  “El gran Pablo abre las puertas// del dominio secreto, abre poemas//.
La  naturaleza, cuerda íntima de arco lírico de sus poemas dispara la acuarela de sus dardos acromatizando su paso por su antiguo hogar en, “Abejas y Pájaros”, “Las glicinas treparon hasta el cielo añil...// ¡sus pérgolas violáceas ganó el pino!”//¡ Me ahuyentan las avispas, dueñas de los higos! // no está exenta de protesta...  “¡Destruyó, maldito el hombre!...// hasta el álito pegado en las paredes!”.
Su curiosidad por lo enigmático que se profundiza en la indagación de los principios que quizás, son más allá de la materia y lo esotérico, estigma que alucinó a los grandes pensadores de todas las época, parecen asomar en su trabajo  “Extremos”....,  “Cavaré rojas fosas de luz// del otro lado de las sombras”//.
Alejandra Pizarnik expresa en uno de sus  poemas...”Que tu cuerpo sea siempre// un amado espacio de revelaciones”//. Sin lugar a duda la mujer no ha quedado al costado del camino si tiene que expresar su fervor romántico- amoroso, su atracción por el sexo opuesto, por eso a veces, sus ofrendas eróticas- líricas suelen alternar con el hombre, su eterno enamorado.
En su poesía...  “Eclosión”, Nori define el devaneo amoroso de la pareja en palpitante lira...         “Debo escribir los poemas más caros este día,// decir que nos tuvimos, decir que nos amamos.// De piel trémula, tatuada está la piel //como la flor del aire, sólo alcanza,// un cáliz, un beso, una gota de rocío...Venturosos seremos, siempre amantes”//.
Bienvenido sea este libro de Nori Brunori que nos conduce por los laberintos vivificantes del lirismo poético, esta brisa de Arcadia tan necesaria en estos días.
                                                                                  Jorge Muñoz


INDICE

Poema I, Poema II...........................................
 Poema III..................................................
Eclosión.......................................................
Él y Ella........................................................
Un rato........................................................
Decirlo con los ojos...................................
Intúyeme, escúchame..................................
Espera azul.................................................
Valparaíso......................................................
Permiso, Alfonsina.......................................
Extremos.........................................................
Extremos II......................................................
Verdades.......................................................
Abril..............................................................
Poema verde....................................................
Poema rojo.......................................................
Amanece........................................................
Playa...............................................................
Monedas.........................................................
Época de trigos..............................................
Tierra.............................................................
Plegaria...........................................................
Mañana...........................................................
¡Cuánto lo lamento!..........................................
Abejas y pájaros................................................
No sé si.............................................................
Voy, tierra.........................................................
Vagabundeo.....................................................
Inmigrantes.......................................................
Canto a mí, por vos...........................................
Réquiem de pájaros...........................................
Conjeturas........................................................
Otro marzo.........................................................
Hilos.................................................................
Mitad de abril...................................................
Cabizbaja..........................................................
Naufragio..........................................................
Paternidad.........................................................
Alegría................................................................
Mi niña..............................................................
Lucecitas..........................................................
Quiero...............................................................
Haikus de invierno.......................................

……………………………………………………..



POEMA I

No quiero que veas
el hilo que ata mi mirada
a tu perfil.

Pudor que me encadena.

desespera mi alma,
horda de perros hambrientos
atrapados en el ocaso púrpura,
implacable.



POEMA II


¿Cómo haré para decirte
que despertaste rosas rojas
y bullentes en mi sangre?

Enigma sin palabras.

Sólo miradas culpables,
voluptuosas,
acariciando tu figura.


POEMA  III

Descubre, él, estar sujeto
al hilo de mis ojos.
Reconoce lo huérfano en mi pecho,
y ajustando su paso a mi camino…
me aprieta, turbada, entre sus brazos.

Sentí el deleite de las lunas
y los soles
lentamente, licuarse por mis venas,
las mejillas, de arrebol enardecidas…
y fue el regocijo de ver sus ojos tan cerca…
¡tan cerca!!...

…Que eximidos de culpas, inventamos
otro amor, en un Edén
enjaezado de orquídeas, colibríes
y besos.



ECLOSIÓN

Debo escribir los poemas más caros este día;
decir que nos sentimos, decir que nos amamos.
De piel trémula, tatuada está  la piel.
En mis ojos vive el sol y es brillo en la laguna;
hacia el cósmico Edén va mi alabanza
 connubio en flor azul, de monte y miel.
Exuberante de paz, del magín eclosionado
debo decir, amor, que ya me alcanza,
y del tiempo sideral vuelvo a mi lar.
Digo, amor, que atesoramos hasta el alba,
renovada en cada aliento del letargo
de esta noche vivida… ¡tiemblo exhausta!
Sumergida estoy, aún, en la penumbra larga,
y quedamos, amor, ya convertidos
en renuevos de cósmicos amantes.
Luz celestial destila bálsamos, alumbra,
del cuerpo absoluto los sentidos,
un ahogo de besos, mil luces de rocío.
Flores en el aire, nubes altísimas alcanza,
En cáliz dorado quitar nuestros abrigos…
   Benditos, seremos… ¡siempre amantes!



        ÉL Y ELLA

Él es urgencia ancestral que
busca el suelo enardecido.
                        Ella es armonía, balada suave
                        y la luna blanca se confiesa.
Él es roble, viento, rayo, trueno
que precede al germen prometido.
                        Ella, flor dormida que espera
                        en su hora justa la semilla.
Alarido que hacia el aire arroja
el fuego bullente de lo eterno.
                        Susurra la rosa de la sangre
                        que desliza la palabra quieta.
Quiere que algo lo calme, lo refrene,
lo acorrale con amor perfecto.
                        Sin querer, la flor despierta, presiente
                        la concreción del Sino que se acerca.
Se entrecruzan los deseos, vagan, buscan…
Dos estrellas brillan, tiemblan, se entrelazan…
Se nutren del milagro eterno, se sosiegan…
y se consagran el suelo y la semilla
                       


UN RATO
           
Ella abre la puerta, sin hablar,
provocativa y perfumada.
            El entra, con morboso deseo,
firme el paso y en silencio.
            Ella ofrece un abrazo
de realidades crepitantes.
            El lo recibe, altivo, arrogante,
y baja su cierre lentamente.
            Ella ve desalojar sus finas prendas,
que se van desinflando sobre el piso.
            El explora el deseado contorno
con manos expertas, anhelantes.
            Ella cierra los ojos, da sólo su piel,
su corazón está distante.
            La noche fría queda afuera,
el fuego, adentro, ya se extingue…
            Frente al espejo, él se viste con esmero.
en la mesita dejó dinero ,y se va.
            Guarda ella el efectivo y desde el fondo
de su bolso marrón, dos niños le sonríen.
            Se conmueve, corre al baño, se peina,
cubre la sensualidad de su figura.
            Sale en la  helada noche, que la esfuma,
le pega en la cara, seca sus lágrimas…
            Él camina unas cuadras, por si acaso
 una brizna de aroma persistiese.
            Después, a su casa se dirige,
enmascarándose en difícil comerciante.
                                  


DECIRLO CON LOS OJOS

Vendrá un día, un día, vendrá un día,
lejano, quizá, pero muy cierto.
Habrá un día largo, luminoso,
una mañana
donde ríen las deidades
y tendremos lo que fuimos
somos redivivos, dulces.
Hubo un día melodías transparentes,
una marsopa de júbilo y espuma,
un escabel, un pámpano
en el aire impregnado de verde.
y, feliz, lo digo con los ojos.
 No puedo decirlo de otro modo...
Cuando me pongo a conversar sobre estas cosas
mi mente estalla en mil vocablos,
mi intención es ser muy clara y muy resuelta,
pero mi garganta se quiebra en balbuceos...
y no puedo decirlo de otro modo.
Prenderé mi mirada a tu mirada,
vendrá un día, un día, vendrá un día,
despertarán los soles  las mentes,
una mañana de cristal flexible,
y todo será muy claro y transparente.
Vendrá un día mi día, ese día.


INTÚYEME, ESCÚCHAME...

Intúyeme, descúbreme, preténdeme,
mírame, huéleme, acéptame,
divídeme en ángeles bellísimos...
y sórbeme cual pétalos en el tálamo.

Acércate, despójame, bautízame,
envuélveme en sábanas blanquísimas,
melancólicas, húmedas, eróticas...
y en los párpados, bésame.

Rescátame, lávame las vísceras,
abrázame, aquiétame, aférrame,
en mi cálido lóbulo, susúrrame...
y suspéndeme en la atmósfera.

Iníciame, célame, poténciate,
imítame, desángrate, suicídate,
fatígame, deshójame, mátame...
y luego revíveme, aliéntame.

...Y háblame muy lánguido...
mi cántaro y tu metáfora,
envuélvelos y endúlzalos...
y en la próxima, búscame.



ESPERA AZUL

Hamacábame  viendo la ventana,
                        y no venías.
sabor de espera, mediodía,
                        amalgama
con jazmín blanquiazul,
                        tránsito de nubes.
Mucha vereda, chicos gritos
                         de pelota,
 patines, perros y demás…    
                        Brotes,
 jacarandáes pegados
                        al cielo azul, azul
y los lapachos, paraísos, lapachos
                         amarillos , rosas,
adheridos, plasmados
                        en azulalto
desde abajo
                 …viendo mi espera,
hamacábame, y no venías.

VALPARAÍSO

Sólo algunos ladridos de perros astrales que cruzaban la noche, sólo un pitazo lejanísimo de navío que entraba o salía, me confirmaban la noche de Valparaíso.  Pablo Neruda


La luminosidad del alba aplacó
a la revoltosa mocedad noctámbula.

Salobre, el mar promueve
reclamo de gaviotas averiguantes,
 engullendo peces y algas que emergen.

El gran Pablo abre las puertas
del dominio secreto, abre poemas.

Torrencial música de vientos
en cósmica armonía, danzan,
despilfarrando milagros.

Y Dios, ese dios rodeándome,
 estirando los músculos hambrientos...
hasta sentirme ínfima, fusionada,
en su aterradora magnificencia.

                                         

PERMISO, ALFONSINA

Permiso, Alfonsina, quisiera, en tu juicio entrar,
saber qué sentías al pisar el mar...
Al hundir la arena con tus pies descalzos,
mientras te besaba la espuma de sal.
Cuando, despacito, con los caracoles te fuiste a jugar,
y el agua abrazaba tus muslos, tu pelo, tu faz.
Qué sentías cuando, impasible, roíste los lazos
denunciando al hombre que no supo amar.
¿Tanto te golpearon, que mudaste en piedra?
¿Qué tornaste en monstruosa energía de mar?
Siempre tú regresas enroscada en olas,
te trizas en rocas,  revistes la playa...
subes con la niebla y luego te vas....
Tus ansias cumplidas de altiva romana,
grabada en la roca, muy blanca ya está.
En la roca viva del acantilado
que te ve llegar.


EXTREMOS

            Cavaré rojas fosas de luz
del otro lado de la Luna,
en el centro exacto de las sombras.

            Clavaré astillas de miel en el fondo
mismo de los ojos, en el aire
compacto del amor que nombras.

            Someteré unciones en la profunda
inocencia cerebral de los recuerdos,
la disección del episodio complejo.

            Despejaré sin asco ni medida
al estertor secuencial de los sentidos,
que acecha del otro lado del espejo.

            Redoblaré los cantos tiroteados
las paredes inexactas permitidas,
los colores pequeños de la lluvia fría.

            Amaré dulcemente lo que embista
la rústica soledad del bien perdido;
prodigio jubiloso en  porfía

                       

 EXTREMOS  II

¿Doblegando las nubes de nostalgia
espera un gato noctámbulo de techos?
¿Dónde estará el albañil y su osadía
de ver un hueco tibio, aquí en el pecho?

¿Descascarar el árbol del otoño?
¿mateando lunas reparar la grieta?
¿El albañil espera remendar el daño,
atardeciendo perros que su hueso aprieta?

Decirle que… que pase más tarde…
que más tarde suba a la azotea,
con esta lluvia de soledad pagarle…
y unir la tristeza que gotea.

¿Y si unimos todo a la cordura
de los huesos tibios en las manos?
¿y si sembramos besos con altura
en el agua bautismal de los humanos?.


                       
VERDADES

Yo no sé muchas cosas, es verdad,
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
Que la semilla de hoy, será un árbol mañana,
que el árbol de hoy, dará frutos mañana,
que la siega de hoy, tendrá brotes mañana,
que el ahorro de hoy, traerá el pan de mañana,
que mi vientre de hoy, será mi hijo mañana,
que mis hijos de hoy, se ausentarán mañana,
que su ausencia de hoy, volverá en nietos mañana.
Yo se muy pocas cosas, es verdad.
Pero sé que, fortaleza y amor, multiplicados hoy…
Los recibiré de regalo, mañana.



ABRIL

Acabóse la leve lluvia
y el fresco viento sureño,
soplándolas con empeño
agitan las hojas rubias.

Calentándola, el sol dueño
al cielo ya nada enturbia,
pintándole azul lujuria
al charquito más pequeño.

Cantándole al panorama,
dinámicos pajaritos
eligen la añosa rama.

Enrojeciendo al poniente
se inclinó la tardecita
transformándola en silente.


POEMA VERDE

Se cansó el cerezo rojo;
ya no sorbe savia ni renueva hojas,
y murió de pie, como debe ser.
Joven, demasiado joven, el cerezo
en su vida orgullosa de cerezo rojo.
Quizás fue demasiada muchedumbre vegetal,
de ceibo y de helecho plumoso
y su pie abrazado por corona de alelí.
Lo rodeaba un verde lujurioso
de azahares y campánulas azules.
Quizás quiso llegar hasta el añil
y no pudo con sus ramas.
Quizás estuvo algo celoso
de estar en el jardín.
Se cansó el cerezo rojo.



POEMA ROJO

Se desangra el ceibo
en el césped de mi patio,
al amparo del muro de cipreses,
sombreando a las caléndulas
delante de madreselvas y naranjos.

El ceibo no lo sabe;
sólo cumple su ciclo y se desflora.

Es mi fértil fantasía que lo piensa
al ver el terciopelo de sus vainas
marchitándose en el suelo,
mientras las sombras bailan,
y los gorriones pelean en sus ramas.


            AMANECE

Desalojo  ya las sábanas,
enfrían mis pies el piso,
ante el regalo mañanero
se estremecen mis pestañas.

                        Por el cristal me saluda
            un redondo sol naranja,
            sobre pastos de rocío
            y conciertos de bandadas.

Sorprendido, el benteveo,
se avizora en mi ventana,
audaz, veloz, atropella:
-en el cristal frío se estampa-.

                        Ondulan ya los sauces,
            despertaron las glicinas,
            dibujándose en un cielo
            de mariposas y avispas.

Se deshace la niebla
besándose en cada hoja,
y engalanan de diamantes
la mañana rumorosa..


PLAYA

Mi recuerdo es muy intenso

De aquella playa soleada

Y me sentí muy amada

Mirando aquel cielo inmenso.



Feliz, así, viendo el cielo

Renació todo mi amor…

Huyó todo aquel rencor

Y se curó mi desvelo.



Viendo caer una estrella,

Pedí un deseo al destino…

Ansié que fuera el camino

Igual que una rosa, bella.



Compañera de la brisa,

Desanduve aquel sendero…

Canto y silbo del jilguero

Provocábamos la risa



Entre el amor y la pena,

Percibí otra vez la gloria

Y se mezcló en la memoria

Igual al mar y la arena.




MONEDAS

La vida que ese varón
disfruta siempre en América,
solamente se puede dar
dilapidando riqueza.

Viajando mucho en avión,
la mujer le dice..._ Cuéntame,
quiero ver tu gran amor...
pido que no me mientas.

Murmura él..._Mi corazón,
ya no pienses, acércate,
deseo sentir tu temblor
mientras lleguemos a tierra.

Conversando sobre amor,
sonriendo y abrazándose,
todo el viaje lo pasaron,
entre mieles y colores.



ÉPOCA DE TRIGOS
         
Me celebro y me canto a mismo
y que diga yo ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo también.
                                               Walt Whitman

Eran épocas de sol y trilla
en esta Argentina bendecida
por la paz, el sol y la alegría.

Eran épocas de maduro trigo,
cuando una luz nueva, humedecida,
eclosionando vida, ya emergía.

Abundancia gloriosa en pan y grano
y el vagido primero de la niña
que el nombre de Isabel ya llevaría.

Hoy, esa mujer camina y mira
cómo los gorriones gozan la semilla
que rugientes camiones por la ruta tiran

de rubio trigo, en surcos de banquina.
Agradece el pasado gringo que la nimba,
                         y bendice de nuevo, el ser Sangenarina.



TIERRA

Transito tu piel ávida de lluvias,
tu superficie, grietas hambrientas de simiente,
Esperas, como Madre Tierra, del Viento
pródigo, su semen, su recóndito secreto,
su semilla ansiosa de un anclaje.
Madre Tierra, tu intrincado saber nutrió mis sueños,
concretó  ideas, hombres y mi mesa.
Pagaste, Tierra mía, con creces mis caricias.
Perfumas, aún, con flores, frutos,
                                                aire renovado, mis pobres poemas.                                                 
Mi descalzo agradecerte.
Mis deshilvanadas palabras, tan pequeñas;
tan efímeras, volátiles y tiernas.
Si te hiero, te restauras, y de nuevo,
me obsequias y perdonas,
Madre Eterna.
guíame en los pasos sabios.
Adéntrate en Mí…¡Y apruébame!



            PLEGARIA
           
Mesúrame,  Señor,
para  poder  disfrutar
del brillo rojizo del ocaso,
 la quietud de la laguna.
            Aquiétame el corazón,
para descubrir la ternura,
en  la mirada triste y pura
de un ternero manso.
            Tranquilízame en razón
del diario torbellino…
Detenme en el tiempo índigo;
hazme flotar en aromadas glicinas.
            Enséñame a ser hormiga laboriosa,
diligente pájaro en su nido.
Placer de una audaz calandria,
al comer los mejores higos.
            ¡Otórgame la cordura!
Que no duerman mis sentidos
con la vanidad insulsa,
o esa diversión frenética
            Sumérgeme en el goce, la belleza
con que engalanaste esta Tierra,
guíame en los pasos sabios.
Adéntrate en Mí…¡Y apruébame!



MAÑANA

Mañana iré al campo….
Cantaré bajo una tonada simple
que de niña me enseñó mi madre…
Cortaré esa amarilla flor silvestre
de increíble suavidad, en el pantano,
y con ella entre mis dedos, caminaré
por el desierto y poceado sendero
donde anduvieron las vacas…
Tal vez me chiste una lechuza
cambiándose de palo…y
se escabullirán en la cueva
sus pichones, asustados…
Oyendo cantos, regresaré despacio...
se alterarán las gallinetas y los pavos,
y un bullicioso alerta de teros
me acompañarán hasta mi casa…
…. ¡mañana...!


¡CUÁNTO LO LAMENTO!

¿Dónde está la pura noche
oscura de esos años idos?
¿Dónde están los grillos
festejando estrellas?
¿Y dónde, las ranas,
dueñas de la orquesta
mojada de los juncos?
¿Los perdí en el  camino
de ascenso a las pródigas
luces de lo urbano?
¡Sí, cuánto lo siento!
Al oscurísimo cielo
agujereado de luz,
ya no lo tengo…
Ni a las luciérnagas dueñas
de bajar el cielo al suelo
enamorando estrellas…
¿Dónde se escondieron?
No está ya el predicador
chistar de la noctámbula
lechuza  con su cábala
de muertes presagiadas.
¿Y al gallo madrugador
que aplaude y canta?
¿Quién tomó prestada
su lluvia de rocío?
¿Lo usurpó la blanca carne
de criadero, ya matada?
Oculto en el magín emerge,
grave, el mugido de la madre
ofertando leche a su ternero…
¿Y el ínfimo crujido de una rama,
en apenitas  la brisa delicada?
Perdí la preciosa aventura
de navegar lo oscuro
en busca de mi casa.
Y llegar sublime, segura,
adivinado la albura
suave de la cama…
mientras me cortejaba
la negrísima noche,
toda en calma.
Mágico sueño acunábame
en dulcísimo derroche
eslabonándose hasta el alba.
¡Sí, cuánto lo lamento!   


ABEJAS Y PÁJAROS



    La casa que dibujé con tanto esmero,

llenándola de hijos y de sueños, ya no es mía.

Es de los zorros y los pájaros.



   Usurpa, la madreselva salvaje, en su albedrío

el espacio de patios, verjas y naranjos,

poniendo frescor en la tierra seca del estío.



   Las glicinas trepan hasta el cielo añil…

¡Sus pérgolas violáceas ganó el pino!

¡Me ahuyentan las avispas, dueñas de los higos!



   El jazmín blanquiazul flora, y no le importa

si estoy o no cuidando de esa casa mía…

Cubrió la campánula azul el techo blanco.



   Residen, las arañas; cortinan el alero…

Por el granado pasea su peso negro

el abejorro, borracho de su ruido.



   Todo es armonía salvaje, primitiva,

gorriones que discuten, amasan los horneros,

arrullan las palomas, aromas, nido, trinos.



…Pero llegó el hombre, insaciable

ladrón de soledades y entre sombras

mutiló, arrancó hasta los sueños

que quedaron allí, desperdigados,

en hojas tan escritas, estantes enmohecidos,

¡Destruyó, maldito, el hombre!...

¡hasta el hálito pegado en las paredes!



…bendigo las abejas que la enmielan,

miro el cielo, mi amor, entre azahares,

memoro tus manos, tejiendo mimbres,

 injertando brotes, la rodilla en tierra;

absorbiendo aromas, oyendo los pájaros.





                        NO SÉ SI….

            No sé si la tierra es hoy
-enjoyadas de luces sus ciudades pujantes-,
la tierra.
            Perforan, levantan, inventan,
construyen y transforman en desechos,
como si nada…
            Veo flores rotas, pájaros aspirando sólo
el cielo turbio…
            Fatal cinismo que ahoga la tierra ultrajada,
 ¡poder y dinero!
como si nada…



     VOY, TIERRA

 Avanzo serena, ahora, en estos trechos lentos;

aprendo, en cada paso, de las piedras sabias del camino.

Respiro, agradecida, el aire tibio del verano,

restauro, feliz, las humedades virtuosas del otoño;

El invierno, glacial, pone un paréntesis al ansia.

Ya vendrá, exultante, con su escandalosa primavera,

pro creativos, bullentes, los pichones y capullos.

Avanzo… a las historias calientes de la vida, las escribo,

y encubro los tropiezos siniestros de la suerte…

 para no olvidar, las maravillas de obsequios recibida

Sé, madura ya, que no me encontrará la muerte,

sumisa, fácil, carne blanda de sauce enlagrimado.

Seré araucaria, roble o mimbre…

según los designios de mi estrella.
.                              Quizás, un buen recuerdo corone El Irme
completa, como humana agradecida.



VAGABUNDEO

            Cielo espeso, místico, nocturno,
concierto de grillos y de sapos.

            Bruma gris sobre el arroyo manso,
forma anillos el beso de mojarras.

            Odas de pájaros saludan
al sol, porfía entre la niebla.

            Camino liso, húmedo, sedoso,
despertado por mis pasos.

            Aire puro, oxígeno del alma,
lava mis recónditos sentidos.

            Vierten un rocío, los sauces,
bautismal, en mis cabellos sueltos.

            Moras silvestres en mi boca,
aroma de tierra inmaculada.

            Milagro eterno, un nuevo día,
hechizada toda, al fin regreso.

    INMIGRANTES

            Madre brava,
gringa pura,
multiplicóse tu sangre, y hoy…
como ramita seca, se desgajó
tu figura.
**********************
                                   Campesino…
Como escondida simiente,
hiciste parir los frutos
a una tierra adormecida.
                                   Hoy duermes, y te cubre
quien despertaste a la vida.

***********************

Y otro treinta de septiembre,
 mucho antes, una nueva rama aparecía
 en tu añoso árbol,
 un injerto de retoños daría,
  que siguieran tu camino de siempre.


Al estilo de Walt Witman...

CANTO A MÍ, POR VOS


Me quiero y me celebro, por vos...

porque fui y seré tuya.

Si te amo a ti, amo a los hijos

que heredaron tus genes.

Si te amo a ti, amo a esta vida

porque la caminamos juntos.

No importa tu vejez, tus rabietas

y dolores, que me postran, aún a mí.

Si llegará mi turno, infalible,

inalterable como el tiempo.

Y habrá alguien que,

a pesar de todo, me querrá,

Y será por ser yo,

ó por todos nosotros.

RÉQUIEM DE PÁJAROS
 
 Vasto laberinto de almas
en nuestra conciencia perdura..
   Estridencia entre cipreses,
que a las cigarras  acunan.
    Atardecer de febrero
 sus vidas leves apuran.
    El sol desdobla su chirrío,
anticipa calor; lo anuncian.
   Desde el concierto astillado
silva un chingolo agorero.
    Las lluvias que él preconiza
con su leve, alado canto,
bendice, pero no abona
la tierra del campo santo.
   Una urraca que taladra
la inmóvil brisa de encierro
pulveriza hasta los salmos
que flotan en el silencio.
   Imagen, esencia y cuerpo,
arrullo de paz, paloma,
esa paz, sólo la adquiere
quien está allí, y ora.


CONJETURAS

Golpea la lluvia
y te recuerdo.
Partiste, llevaste tu mundo
y tu lamento.
Ya no puedo descifrar tus distantes
ojos claros.
Quisiera transitar más allá
de tu silencio.
Quisiera disolver tu sarcasmo,
endulzar tu beso indiferente.
Exhumar en respuestas tu frío
mutismo enajenado.
º¿Acaso mi amor me transformó,
para vos, en un bien material,
una obligación, un documento?.


            OTRO MARZO

Otro marzo y ya mis venas le temen al frío.
            Este marzo, redondo en mi cifra,
pregona deseos de cobijo tibio.
            Este otoño, en los huesos antiguos, las hojas,
hay besos postreros que duelen.
            Los tallos se mudan en madera añeja
que ya no se doblan; se quiebran, sentidos.
            Esta marzo en que lucen rastrojos
fecundos, de cosechas idas… los miro.
            Y hago cuentas de campo sufrido,
todo lo labrado, valioso y cedido.
            En mis tres cuartas partes del camino,
fecundo, dulcemente recorrido.


                        HILOS
           
¿Dónde están los bellos
 hilos de ilusiones, que tuve una vez?
            Los supe tangibles en las manos
suaves de las rosas té…
            Atisbé en miradas de nieblas y trinos
cristales de miel…
            Irradié alegría clara, esencial,
 perfecta, de todo mi ser…
            Bebí música de vientos,
 conos de jazmines,  trébol, en mi sed.
            Destilé dulce rocío, seda
 entre mis dedos,  bálsamo de mies.
            ¿Por dónde escaparon,
 con tal disimulo, sin dejarse ver?
            Con cadenas firmes
los hubiese atado,  si era mi saber…
            Calcinados tengo
 los hilos celestes,  los pétalos crujen,
la mirada fue…
            Y el inmaculado manantial de sueños
perdió esos indicios,   se hundió en la marisma
de los años, cruel.


MITAD DE ABRIL

En esta mañana tan húmeda y quieta,
deseo tener alguien con quien compartir
alguna inquietud, mis ideas lentas.

Una charla fútil, un mate caliente,
descubrir miradas tras esos cristales,
y siento que nadie habrá de venir.

En esta mañana de abril, ya lluviosa,
tres crisantemos me están esperando
para ir a tu mármol, tan lejano y frío.

Pero mi cuerpo, castigado, triste,
huraño a la lluvia, no quiere salir.
La tarde vacía me espera impiadosa.

Invento quehaceres, ordeno mis cosas,
me pongo a escribir, quizás algún día,
esta hoja vibre, disperse en el aire,
                        éste, mi sentir.


CABIZBAJA

Vas cabizbaja arrastrando veredas,
Te llovizna el pelo las ideas viejas,
La piel empalidece... así te quedas;
Cielo gris nublado, hilos en madejas.

El sol porfía desnublar tus ojos,
Restalla añil oscuro en la vereda,
Silencios te acunan en poemas rojos,
Música ignota de la tierra queda.

Tierra cristal que cual un broche,
Adelanta bruma verde amanecida,
 miel esperanza grillos de la noche,
desiste ya de andar tan guarnecida.

Vas cabizalta en tierra buena,
Se te rubia el pelo vuelto seda,
Descalzas nubes las auroras llenan...
Nido naciente del ensueño queda.


NAUFRAGIO

En el azul estanque duro
de su mirada ajena…
temblé por tiempos idos;
naufragué en la pena,
endureció mis vísceras el frío,
¡Se hizo trizas el amor dolor...!
Ya no se restauran las fisuras
de madera seca, ni el aroma inútil
del tiempo remoto de labranza,
de peleada subsistencia dolorida.
Niebla cuajada sinrazón, los ojos,
amor doblegado sin sentido.
¡Quiero ser esa piedra compacta!...
Sin fisuras que exuden daño,
ni dolor, ni compasión, ni deseo…
Seguir el rumbo, inmune, hacia delante,
fija hacia la Luz, ya sin engaño.
Porfiadas, las entrañas contradicen,
tarde, en el ocaso rojo, ya confuso;
esquirlas de otros ojos, anhelantes.
Un abrazo y una risa detonante,
podría volar esa coraza pétrea, y huyo
y ahogo en el azul estanque duro,
 refugio tan interno del poema.



PATERNIDAD

Debe abrazar el cielo y conquistarla
con su cósmica fuerza milagrera.
Predecir tierra fértil y sembrarla,
de ancestral y sublime sementera.

Enriquecer de amor a lo profundo
y enseñorearse en Vida que latía
abandonar su Sino de errabundo,
consumar la sagrada profecía.

Oír el gemido quedo que ya urgía,
paternidad en sístole y en diástole,
hora elegida del niño que vendría.

Retoño de hombre, su padre protegía,
mujer de leche y miel, glorificada,
varón  cabal, estirpe y valentía.




ALEGRÍA

Voces, voces queridas,
distantes, pegadas, con cierto
retumbe a metal, y ecos
de lejos; cocina despacho,
un bar, tránsito, calles,
y…siempre el cariño
de voces paridas, mis pechos
extrañan abrazos tan tiernos.
Trascienden, mis niños crecidos,
pobladas sus alas de sueños,
progreso, aventuras, destino…
Ya lejos , en sus nidos, mis hombres…
El silencio hambriento
descuelga ese tubo
que acercan sus voces, sus ruidos,
nos enviamos besos,
y todo es tan lindo,
que lo apoyo muy suave,
cual fuese mi niño.

                       

 MI NIÑA
            
Mi niña de panza de pan de leche
con azúcar hilado de asombro.
            Mi niña de lengua de péndulo
que lame juguitos de sol y caramelo,
            Su boca es ojal de vestido de bautismo
y dientecitos del Ratón Pérez.
            Mi niña de ideas de dibujitos
y palabras difíciles de decir.
            Tiene uñitas de escama en la arena
y mirada de osito de peluche.
            Cabello de seda lisa de araña
y risa chiquita de estrella lejana.
            Mi niña de ombligo de confite hundido
sobre un pan de hamburguesa.
            Tiene pies de buche de pájaro,
con bicicletas y patines y chocolates.
            Mi niña con piernas de aguja de reloj
donde siempre es hora de comer.
            Manitas dulces de pedir monedas
y amores y mimos de gata.
            Tiene orejas de hoyito en el agua,
cejas de antenas de mariposa,
flequillo de césped mojado.
            Mi niña, mochila imposible de cosas
importantes:…una hilacha blanca
untada en polen de polvillo de abeja.
            Es dueña de cinco plumas rojas.
dos alitas de tucura verde,
más un trocito de ladrillo raro.

           

LUCECITAS

Transcurro, ya sin apuros
 por la vida.
            No pugno en conseguir
            otro destino.
Resueltas tengo las cuestiones
de la angustia.
            Y los hijos de los hijos, desde lejos
            son lucecitas
            de proyecto fecundo, en el camino.
Descubro ahora que al destino
lo hice yo,
a medias siempre con la suerte.
            Que de tanto buscar a Dios
            en todas partes,
            lo hallé atesorado, al fin
                        aquí en el pecho.
Más, él fue la causa y el efecto
de tanta  paz
en el camino recorrido, por el bien…
                        y por derecho.

                       

QUIERO

Nostalgia: no te pegues a mis pies...
Tristeza: te ruego, no me habites...

Quiero que me habite la risa,
las campanas del sol y del rocío,
la primavera de todos los meses
desde enero hasta diciembre.

Quiero ser niña siempre, siempre
trasnochada de alegría dulce de inocencias
 y la mentira nunca ,nunca....
 me penetre ni me hiera
aunque bailen a mi alrededor
las brujas en cabalgadas de odios,
en celos brutísimos y negros.

Quiero permanecer inmune…
que el basurerío en al adultez
no me llegue ni me roce siquiera
la punta de los cabellos blancos.
Ser abuela de pureza ofrecida
a los niños en ronda angélica.
De sabiduría oferente, y otorgar
el elixir de realidad recreada.

Sabiduría en inocencia de males….
antes, antes morir que envejecer por dentro;
quiero  las neuronas sin podredumbre
de costumbres, de pobreza en  raíz equivocada.

Quiero ser luz, para este íntimo regocijo,
luz difuminada en el entorno tibio
familiar y dulce, abarcativa, lista…
.
Quiero dejar al paso de mí, una mochila
de saberes, de altura, subliminal mensaje
 dedicado a futuras raíces juveniles.
Como ofrenda, presente virtual ensemillado
al futuro, volcado en mentes abiertas,
aprendidas, sin que el golpe artero
las desmiembre antes de tiempo;
implantar ideas aprendidas, ingenuas,
de amor, energía, inteligencia y fuerza
reencarnadas con claridad astral.
*********
-Momentos de reflexiones “pasado y futuro”,
para un luminoso presente deseado.
                                                           de Nori.

HAIKUS DE INVIERNO

Vuelan adioses,
 tristes, agonizantes,
las hojas secas.
**
En el césped gris,
apiladas, sueñan, las
 leñas cortadas.
**
Tarde invernal.
El gorrión esponjado
se bebe al sol.
**
Gélida tarde,
la paloma arrulla, de
espaldas al sol.
**
Alitas rotas
engalanaron, antes,
la mariposa.
**
Bailan saludos
de nostálgica ofrenda,
las hojas rubias.
**
Aroma y color,
naranjas y limones
sabor de invierno.
**
La gata mira,
alta y arrebujada
al perro negro.
**
Tras los cristales,
vemos niños mirando
con celo afuera.


10 DE FEBRERO DE 2006.

M argarita es una flor
A cunada por los vientos
R omance que, deshojándolas,
G uardan sueños en cada pétalo,
A rrogante, en su tallo, alta,
R isueña, blanca, provoca,
I ncita al verso, lo forma...
T ienta la suerte, la vida,
Amante rica en familia.

A ngel de canyengue estirpe,
N ada en sus venas, tanguera...
G entil abrazo de danza,
E n su talle se renueva.
L una clara, arrabalera
E lla es así, azúcar, pimienta y sal
L uchadora muy temprana,
L aboriosa por costumbre,
I ngeniosa mujer, sin igual.

¡Feliz cumple, Margarita...!!!

24 DE ABRIL, 2002.

S ueñas, irradias sutiles poesías,
A ndante nocturna de lunas azules...
N ube liviana de bogar sereno
D ices, sentidos relatos tus versos,
R onronea la música en andar felino.
A cidulada hora de mieles y mimos.

K arma de danzas, pañuelos y luces.
L ilas, azucenas, compases, suspiros.
E closión de letras, poemas de soles,
I magen de zambas, de gatos y giros.
N otable presencia, romance nacido.

¡Feliz cumple, te queremos, Sandra....!!!



BIOGRAFÍA

Desde muy niña amé mi entorno y la palabra. Fui educada por un maestro  poeta que me enseñó, entre otras artes, a ser autodidacta. Elevo a él mis gracias.

En su momento tuve esposo y cuatro hijos en esta planicie campestre, limpia, bella y oferente

Ya cumplido esto, comienzo…

Convoco, en San Genaro, a instituciones y amigos con la idea de incorporar una filial de SALAC (Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias, la cual presido. Se hace con el apoyo, del presidente comunal y localidades vecinas. Enriquecemos amistades con Cafés Literarios, espacios radiales y visitas a escuelas. Se realizan ensayos documentados sobre personas destacadas de nuestro entorno. Y el rescate de costumbres, culturas y memorias

             Coordino el Grupo Literario “Amigos de las Letras” para adultos y adolescentes. Por placer asisto a Encuentros de Escritores en toda la zona que esté a mi alcance.  Por delicia escribo lo que ya no cabe en mí.  Con agrado recibo premios, menciones, aplausos y críticas. Todo es bueno. Con inmenso gozo comparto lo que sé… y aprendo de los demás. Con alegría chispeante recibo la realidad de este libro… ¿Moderno duende, hada, varita mágica?.. Donde sé que puedo compartir aún más.

¿Por qué “Entre Tierra y Erotismo”?  Porque la primera es donde nos abrimos a la vida… y erotismo… Es la fuerza coordinadora  de energía del Universo que hace que tengamos conciencia del Amor Total.



Nori Brunori